martes, 2 de agosto de 2016

Trainspoting


AÑO: 1996
DIRECTOR: Danny Boyle
GUIÓN: John Hodge (Novela: Irvine Welsh)
MÚSICA: Rick Smith, Varios
FOTOGRAFÍA: Brian Tufano
GÉNERO: Drama | Drogas. Comedia dramática. Película de culto

REPARTO: Ewan McGregor, Robert Carlyle, Jonny Lee Miller, Ewen Bremner, Kelly MacDonald, Kevin McKidd, Peter Mullan, James Cosmo, Eileen Nicholas, Susan Vidler, Pauline Lynch

"Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos baratos. Elige bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida... ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?"

Mark Renton, Spud y Sick Boy son tres chavales heroinómanos que visitan habitualmente la desoladora casa de Swanney, a quien llaman “La Madre Superiora” y que les proporciona heroína y un lugar donde pincharse. La pandilla de amigos la completan Tommy y Francis Begbie, que piensan que pincharse esa mierda es desperdiciar la vida emponzoñando su cuerpo. A los padres de Mark tampoco les gusta que su hijo sea un yonki porque hace que desperdicies las oportunidades que te da la vida; así que en un momento dado Mark decide quitarse, aunque no es la primera vez que esas palabras salen de su boca.

Para renunciar al caballo se mete en una habitación con música relajante, comida, bebida isotónica, pornografía, una televisión y un bote de valium de su madre, pero Mark no consigue aguantar sin meterse mierda en el cuerpo así que consigue unos supositorios de opio de su colega Mikey Forrester y tiene su viaje en el peor retrete de Escocia.

Al dejar la heroína Mark intenta llevar una vida útil y satisfactoria como ciudadano de bien haciendo cosas con sus amigos que no tengan que ver con las drogas: disparar balines en el parque con Sick Boy, ayudar a su amigo Spud a no perder el subsidio, robar cintas de video a su colega Tommy y salir a tomar unas cervezas con Begbie y los demás. La heroína le había quitado a Mark su deseo sexual pero ahora había vuelto con intereses y una noche de alcohol y anfetas ligó con Diane en una discoteca, se la llevó a la cama en casa de ella y a la mañana siguiente se dio cuenta de que la chica era una menor, pero siguieron siendo amigos.

Tommy empieza a tener problemas con su novia Lizzy después de una pelea porque piensa que él devolvió al video club por error una cinta de video donde los dos hacen sexo delante de la cámara, aunque en realidad fue Mark quien mangó esa cinta de la casa de Tommy. Es por entonces cuando Spud, Sick Boy y Mark toman la decisión de volver a engancharse a la heroína, finalmente Lizzy manda a tomar por culo a Tommy y éste agobiado por la situación se une al grupo de yonkis.

La vuelta a las andadas con el caballo les da un buen palo cuando muere el bebé de Alisón en la casa de Swanney y la única respuesta que tienen es mandar todo a la mierda y seguir igual: salir, atracar, robar y putear a la gente para conseguir su dosis. Pero uno de los robos en unos grandes almacenes no sale bien para Mark y Spud y acaban delante de un juez. Mark se libra de la carcel y deprimido decide pincharse otra vez en casa de “La Madre Superiora”, pero sufre una sobredosis y sus padres tienen que ir a buscarlo al hospital.

Para vigilar y cortar por lo sano con su adición al caballo, los padres de Mark encierran a su hijo en una habitación de casa durante varios días. Sudor, escalofríos, nauseas, dolor, ansia y alucinaciones son los síntomas que ha de soportar para superar el mono pero consigue desengancharse. Claro que para seguir limpio ha de cambiar completamente de estilo de vida empezando por dejar de relacionarse con sus amigos yonkis.

Por fin consigue un trabajo de agente inmobiliario en Londres con el que saca pasta y por primera vez en su vida adulta esta casi satisfecho. Pero su confortable nueva vida se va al garete cuando Begbie, fugitivo de la justicia por atraco a mano armada, aparece en casa de Mark y se instala como compañero forzoso.

Un día encuentran el cuerpo de Tommy pudriéndose en una habitación y los antiguos camaradas de juerga se reúnan para su funeral. Todos excepto Mark siguen robando, o haciendo sus trapicheos con las drogas, pero ahora tienen algo grande entre las manos. Han conseguido un par de kilos de jaco que quieren vender en Londres y necesitan la ayuda del bueno de Mark, más concretamente la pasta que tiene ahorrada Mark.

Es así como nuestro protagonista se mete en “el trapicheo más chungo de toda una vida de trapicheos chungos, perpetrado en compañía de tres de los colgados más inútiles y menos fiables de la ciudad”. El negocio se lleva a cabo en una habitación de hotel donde se reúnen con los compradores de la droga y la pandilla sale a tomar unas barras para celebrarlo.

Los cuatro pasan la noche en la misma habitación de hotel donde hicieron el negocio y cuando todos están dormidos Mark le da el palo a sus supuestos colegas aunque le deja un regalito a Spud. Cuando Begbie se da cuenta monta en cólera y destroza la habitación del hotel.